sábado, 7 de febrero de 2009

He de ser por siempre un Efecto de Dios.




Padre, fui creado en Tu Mente, como un pensamiento santo que nunca abandonó su hogar. He de ser por siempre Tu Efecto, y Tú por siempre y para siempre , mi Causa, Sigo siendo tal como Tú me creaste. Todavía me encuentro allí donde me pusiste. Y todos Tus atributos se encuentran en mí, pues Tú Voluntad fue tener un Hijo tan semejante a la Causa, que Causa y Efecto fuesen indistinguibles. Que tome conciencia de que soy un Efecto Tuyo y de que , por consiguiente, poseo el mismo poder de crear que Tú. Y así como es en el Cielo, sea en la Tierra. Sigo Tu plan aquí, y sé que al final congregarás a todos Tus Efectos en el plácido Remanso de Tú Amor, donde la tierra desaparecerá y todos los pensamientos separados se unirán llenos de gloria como el Hijo de Dios.